Las pompas de jabón, con su fragilifad irisada y su belleza fugaz, hace siglos que consiguen fascinarnos. Ligadas al mundo de la infancia, de lo mágico y de la belleza de lo efímero, han servido de inspiración para artistas y filósofos. Para el filósofo alemán Peter Sloterdijk, las pompas de jabón que crea un niño, son la metáfora de que el hombre jamás ha vivido ni puede vivir aislado en el tiempo subjetivo del proyecto, de la producción, del desarrollo y del progreso, sino que (muchísimo antes que eso) ha necesitado y sigue necesitando crear y recrear espacios compartidos, sin los cuales no existe la cultura humana y en los cuales le va la vida.
“Entusiasmado con su regalo, el niño, en el balcón, sigue con su mirada las burbujas de jabón que sopla hacia el cielo a través de la pipilla o pompero que coloca ante su boca. Ora brota un tropel de pompas subiendo a lo alto, caóticamente alegre como una proyección de canicas de irisaciones azules; ora, en otro intento, se despega del pompero, tembloroso, como lleno de una vida asustadiza, un gran globo ovalado que transporta la brisa y avanza flotando abajo, hacia la calle. Le sigue la esperanza del niño ilusionado. Él mismo vuela con su maravillosa pompa hacia fuera, en el espacio, como si por unos segundos su destino dependiera del de esa confirmación nerviosa».
Esferas I. Burbujas. Peter Sloterdijk.
La simbologia de las pompas de jabón viene de lejos. Ya fueron un tema recurrente en la pintura barroca, especialmente en la pintura holandesa y sus «Vanitas«, simbolizando la brevedad de la vida e indicándonos que «Homo bulla est» (El hombre es una burbuja). Una muestra de ello la encontramos en la obra Cupido haciendo una pompa de jabón (1634), donde Rembrandt busca mostrar la brevedad de la vida (como la de la pompa de jabón) al mismo tiempo que la fragilidad del amor, puesto que es Cupido, el dios del amor quien está creando la pompa de jabón.
En la pintura del s.XIX siguen presentes las pompas de jabón, con artistas como el pintor prerafaelita, Sir John Everett Millais, quien las utilizó para transmitir la brevedad de la belleza y de la vida en su pintura al óleo Bubbles (1885-86). Obra que posteriormente fué utilizada como imagen publicitaria de una marca de jabón (Pears soap), lo que le causó duras críticas a Millais, quien fué tachado de degradar su arte. El propio Millais se enfureció al ver su obra convertida en anuncio de una marca de jabón, pero ya no podia hacer nada puesto que tanto la obra como sus derechos de reproducción habían sido vendidos a A & F Pears, productores de Pears soap por parte del primer propietario de la obra, Sir William Ingram. No hay que decir que se convirtió en aquel momento en la obra más conocida y popular de Millais.
Este tema perdura en el arte del siglo XX y XXI. El año 2002 el ICI (Independent Curators International), organizó una exposición itinerante bajo el título «Thin Skin. The Fickle Nature of Bubbles, Spheres and Inflable Strucutres» que aglutinaba la obra de varios artistas contemporáneos cuyos trabajos utilizaban las burbujas y otras esfereas como elementos protagonistas de sus trabajos, donde la presencia de estas formas esféricas daban a entender que nuestros mundos ya no estarían mucho más tiempo cerrados en sí mismos, en una era en la que podemos estar en contacto con personas de cualquier lado del mundo, donde las barreras o burbujas que habíamos creado ya no existirán como tales, y donde se abre una reflexión sobre cómo entendemos el espacio hoy (el real/ el virtual).
Instalación Interactiva «Bubbles«, de Muench y Furokawa. 2000
(…) yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles, como pompas de jabón. A. Machado